¿Se acabaron las contraseñas? Así protegeremos nuestra seguridad en los próximos años
Una selfie y la huella digital son las dos tecnologías que en los próximos cinco años deberían reemplazar a los códigos que nos aprendemos de memoria y que son cada vez más vulnerables a hackeos.
Tarjetas, llaves, passwords, correos de confirmación, captcha, preguntas de seguridad, etc.
Son muchas las maneras que hoy tienen los comercios y empresas para validar que una persona está realmente al otro lado firmando documentos, haciendo solicitudes o aprobando transferencias.
US$100 mil millones gastó en 2017 en seguridad la industria financiera global.
Pero, como todo en la vida, los sistemas de seguridad van evolucionando en la medida en que son vulneradas, y generan pérdidas para las instituciones y las personas.
Sólo en 2017 la industria financiera global gastó más de US$100 mil millones en el desarrollo e implementación de nuevas y más complejas medidas de seguridad que impidan la vulneración de su labor como resguardador de activos de terceros.
Esta industria es la que ha impulsado también la adopción de nuevas tecnologías de seguridad, que han sido tomadas también por el desarrollo tecnológico.
El hecho, por ejemplo, que nuestras aplicaciones de mensajería sean básicamente impenetrables, tiene más que ver con el desarrollo de métodos matemáticos de encriptación que luego se venden a instituciones bancarias y que se utilizan en nuestra cotidianidad a la seguridad que requerimos para chatear con nuestros amigos.
Un ecosistema más robusto
En este sentido, los investigadores hablan de un “ecosistema de seguridad”, más que algunas herramientas, que juntos generan un sistema robusto.
Por ejemplo, los celulares más modernos aceptan reconocimiento facial y dactilar, pero también patrones y contraseñas numéricas.
O, en Chile, la empresa e-certchile, ha desarrollado un sistema de firma biométrica que, además de reconocer 126 minucias en el rostro de la persona, cruza esos datos con los del carnet de identidad, con la validez y vigencia de sus datos y con la información que viene de otros gabinetes de información, como Equifax, certificando a la persona y a sus datos automáticamente.
Y todo este proceso se hace en sólo unos segundos, permitiendo ahorrar tiempo y ganar en seguridad y facilidad. Por ejemplo, para el retail, el proceso de compra con este tipo de tecnología le permite poner menos complicaciones a sus clientes, y vender más y con menor tasa de abandono”, dice Danny Vargas, Sales Manager Senior e-certchile, la empresa que entrega el servicio y soporte de soluciones de biometría facial en Chile.
Lo mismo cree la operadora de tarjetas de crédito Mastercard, quien no ha abandonado ninguno de los sistemas de seguridad que comenzó a implementar en 1969, con un sistema centralizado de información de sus clientes y transacciones, hasta el reconocimiento biométrico, que en Europa ya está implementando y que los usuarios prefieren a las claves, plásticos y correos electrónicos.
Lo bueno de esto, además de la seguridad que entregan, es la posibilidad de verificar la información al instante.
Es que cada transacción queda resguardada en servidores seguros por lo que no se pierden ni traspapelan, como en e-Cert que, incluso, puede emitir el documento en papel con un código exclusivo que permite corroborar su existencia en línea y al instante. Con total seguridad.